SOBRE ANSIO LIBROS

Cuando chico fue “Pacha Pulai”, a los trece “La metamorfosis” y a los diecisiete “Los hermanos Karamázov” (cabe agregar que a los treinta y cinco fue “Retrato de un artista adolescente”).

Pacha Pulai (mundo viejo) me abrió el camino a un mundo paralelo, un mundo que,  conoció el teniente Bello al perderse en el vuelo, en mi caso al perderme entre libros.

Y ese mundo, paralelo para Bello, para mí, era el mundo interior, que pinta bien, pero no lo era tanto, acá entra Gregorio Samsa que un día cualquiera despierta convertido en un bicho, un extraño en el mundo. No es que me pasara lo mismo, pero digamos que junto a la luz del mediodía  y del atardecer aparecían las tinieblas de la noche. Luego en la adolescencia fueron los hermanos Aliosha e Iván  Karamázov, la bondad de Aliosha me emocionaba; en algún grado la tenía. La rabia de Iván la hacía mía: A ese dios que permite el sufrimiento de los inocentes le pego una bofetada y  que no cuestionaba la existencia de Dios sino la necesidad que tiene el hombre de que exista Dios.

Luego, estudié Derecho y me recibí como abogado y eso me sirvió para estudiar Derecho y recibirme como abogado.

Tomé conciencia de que me quería dedicar a los libros a finales del año pasado. Fuimos a Buenos Aires de un viernes a lunes y se daba que justo ese fin de semana se jugaba la final de la Copa América entre River y Boca Juniorsl y yo, que había sido futbolero toda mi vida (a lo menos en el colegio), me importaba poco ese partido en comparación al gozo de conversar con los libreros y ojear libros.

Puedo decir que los libros son de las pocas cosas que me apasionan en la vida.

Ansiolibros nace también de los ansiolíticos, pero esa es otra historia.